
aunque la naturaleza responde por algunos procesos de desertificación, la irresponsabilidad humana tiene la mayor cuota de responsabilidad en que la extensión de los desiertos sea cada día más amplia. A este respecto escribía Chateaubriand: Los bosques preceden a los pueblos, los desiertos les siguen.
La humanidad ha recibido un patrimonio que tiene que salvaguardar por el interés de su propia vida, pero sobre todo por las futuras generaciones. La tierra no nos pertenece, es un legado que hemos tomado prestado de nuestros hijos.
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