domingo, 10 de abril de 2011

EL SANTO MILAGRO DEL AZAR

EL SANTO MILAGRO DEL AZAR


Desde la aparición de la virgen María mensualmente durante seis meses a tres pastores en Fátima, Portugal, en 1917; o antes, con las visiones que se atribuyó Juan Diego Cuauhtlatoatzin, en 1531, en las que según dijo, la Virgen se le presentó cuatro veces y que dio origen a la tradición guadalupana, en el cerro de Tepeyac-Valle de México-, la humanidad repite de cuando en cuando el esquema de apariciones sobrenaturales de Cristo o la Virgen, en los lugares, objetos y circunstancias más impensadas.

Tal proceder podría ser un contrapeso al proceso de secularización del mundo, producto de una mejor comprensión de la ciencia y la tecnología y, por ende, de la naturaleza y de los hombres y mujeres. Los seres humanos tienden a interpretar figuras del azar como divinas, en especial en momentos de desasosiego. Resulta cotidiano leer o ver en la televisión que una mancha se parece a algún personaje religioso, con la consecuente romería de creyentes extasiados ante éstas. Las marianofonías están de moda.

La obra presentada al II SALON DE ARTE RELIGIOSO 2011, Museo de Arte Universidad del Magdalena, Santa Marta, 2011, pudiera considerarse una aparición de la Virgen. Sin embargo, es puro albur y, para el caso, producto de un proceso industrial casual. La Virgen hecha plástico revelada al SALON pone de manifiesto que la imaginación del creyente confiere divinidad a lo que carece de ella, sólo por la necesidad de creer o porque participan intereses oscuros. En esta última circunstancia existe el riesgo del surgimiento de los marchantes prepagos de la fe, con la correspondiente parafernalia de explotación espiritual y económica.

La obra de plástico que exponemos en el II SALON DE ARTE RELIGIOSO 2011, Museo de Arte Universidad del Magdalena, Santa Marta, 2011, se propone como una alternativa del reciclaje de materiales que a diario tiramos en las calles, playas y patios nuestros: el plástico de bolsas de uso común. El material desechado se funde y luego es procesado por una máquina, a partir de la cual se fabrican nuevas bolsas para otros usos comerciales o domésticos. El reciclaje como arte es la necesidad sentida del siglo que empezamos a vivir; el de metamorfosear la basura en objetos nuevamente útiles. Este sí sería un acto que la divinidad de seguro premiará siempre.


MARIA TERESA SOLANO RODRIGUEZ

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